miércoles, 11 de enero de 2017

Un viaje de invierno

   Siempre es conveniente viajar, y ahora mas que nunca. No podemos quedarnos anquilosados al terruño, al horario repetitivo, a las costumbres ancestras; tenemos que salir, conocer, visitar, y relacionarnos con otras gentes y culturas. Es fácil...
   Cercano a Extremadura y conectado con la Lusitania, cruzamos el Alentejo para llegarnos hasta Lisboa. Una ciudad gris, estrecha, y tan grande a la vez, como sus gentes, sus plazas, sus monumentos, y todo, hasta sus estrechas calles son grandes.
   Un regalo que aconsejo a cualquiera. Un regalo que te abre los ojos al futuro que queremos, un sitio distinto que te hace reconocer lo bueno, y hasta lo malo si lo buscas. Plazas amplias, limpias, llenas de gente, alegres, colmadas de música por cualquier rincón. Metrópolis multi-cultural, abierta al mar, a los conocimientos nuevos y viejos, puerta de descubridores y descubrimientos y, como tal, sigue abriendo puertas al futuro.
   Siempre es positivo darse una escapada por un sitio como Lisboa, salir del "rancio" pueblo o recinto que nos encierra, descubrir nuevos lares, nuevas gentes, nuevas culturas, nuevas músicas, nuevas comidas y, como no, un sinfín de cosas nuevas para nuestros ojos. Esos ojos ávidos de color, aunque sea gris, pero de cosas nuevas y grandes.
   Un consejo a repetir, viaja, sal de tu entorno, conoce nuevos sitios, amplia el conocimiento a tus ojos, y abre tu cerebro a nuevas vivencias.
   La cultura empieza por un viaje, ya sea grande o pequeño. Mira todo lo que te gusta y traételo a tu sitio de residencia, ganarás en tranquilidad personal, y sinceramente, falta nos hace.
   Viaja, por favor...







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